martes, 10 de febrero de 2009

Lo más que puedo (Piccolo)


Nada de lo eterno puedo ofrecer, porque no se cuanto tiempo voy a quedarme. Aprendí con el tiempo que todo lo que agarre fuerte se voló. Ni aun con las dos manos pude retener lo que por elección quiso irse. De las cosas a las que el destino dio otra dirección y yo más quería, solo me han quedado momentos asociados a emociones y emociones que revivo cuando por semejanza los recuerdo.

Me resigne a creer en lo que es para siempre. Lo único que es para siempre es la frustración si no se supera. La felicidad si se frustra la resignación.

Los hombres no nacimos para lo eterno. Vivimos en la misión de perdurar, algunos como un extenso árbol genealógico, otros como un libro, otros monumento. Pero si olvidamos que hay que vivir desafiando nuestra finitud en la historia, solo nos queda sentir.

Puedo darte intensidad. Fugaz, efímera, breve, estacional, de a ratitos, inconstante. Así es lo intenso. Empieza y termina. Si lo intenso perdura siempre pasa algo. Se deja de sentir, se produce acostumbramiento, aburre o simplemente se hace insostenible y deja de ser intenso. Por eso lo intenso es como nosotros: finito.

Pero también…en el afán de vivir intensamente subimos y bajamos en emociones tratando de alcanzar una cima que siempre termina en bajada. Cuando en la vida uno se cansa abandona la intensidad, y le resulta intenso vivir en paz.



Esto le corresponde a: http://www.galeriaatlantico.blogspot.com

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